La protección de los caminos públicos británicos: ¿un modelo para las Pitiusas?

(Artículo enviado para su publicación en la revista El Pitiús 2020, editada por el Institut d’Estudis Eivissencs, en Ibiza. Podéis leerlo también en catalán e inglés.)

El amigo Martin Davies me ha prestado el libro The Wild Rover: A Blistering Journey Along Britain’s Footpaths (London: Collins, 2012; El trotamundos: un viaje con ampollas por los senderos británicos) (1, 2). El autor, Mike Parker, escribe un vívido relato sobre la historia y la problemática actual de los caminos y senderos del Reino Unido. Pese a la distancia geográfica y cultural, las semejanzas con Ibiza y Formentera son manifiestas. La experiencia británica nos puede servir para reflexionar sobre la nuestra propia red viaria rural.

The Wild Rover

Parker describe el proceso de creación de la red de senderos públicos o con derechos de paso públicos (public rights of way) (3), nos acerca al lugar que ocupan los caminos en la identidad británica y explica el proceso a través del cual éstos se han convertido en parte del paisaje cultural e histórico. El autor describe de forma minuciosa su experiencia caminando por los recorridos más emblemáticos del Reino Unido: desde el antiquísimo Ridgeway, al sur de Inglaterra; al Pennine Way, que llega hasta Escocia… pasando por las propias calles de Londres. El autor presenta los testimonios de una multitud de personajes –propietarios, granjeros, activistas, artistas, historiadores, excursionistas a pie, en bicicleta o a caballo, etc.– que ofrecen su opinión (a favor o en contra) respecto al reconocimiento y la promoción de los caminos públicos.

The Wild Rover (cover)
Portada de The Wild Rover (Fuente: http://www.harpercollins.com)

The Wild Rover es un homenaje a la extraordinaria red de senderos que remiten a una historia ancestral y que penetran hasta cada rincón del país. Parker proclama que se trata de un entramado “único en el mundo” por su densidad. Desde las Pitiusas podríamos discutir tamaña afirmación: en el Mapa Topogràfic de les Illes Balears aparecen grafiados 3.500 km lineales de caminos en la isla de Ibiza; deberían sumarse todos los senderos y antiguos caminos de herradura (la mayoría de los cuales no figuran en la cartografía oficial), que incrementarían sustancialmente la cifra. Según los datos que veremos más adelante, a Inglaterra y Gales les corresponden 1,6 km lineales de caminos públicos por cada kilómetro cuadrado. En Ibiza y Formentera todavía no sabemos qué caminos serán declarados públicos o con servitud de paso público, pero esta ratio se podría llegar a multiplicarse por cinco. Si Mike Parker se encuentra entre los pocos británicos que todavía no han visitado Ibiza, deberíamos invitarle.

Origen de los rights of way (caminos públicos)

Parker revisa la turbulenta historia de los caminos públicos del Reino Unido y traza la cronología de la recuperación de los derechos de paso. Durante los siglos XVIII y XIX –el tiempo de la expansión industrial y del éxodo rural– grandes extensiones de Inglaterra y Gales fueron privatizadas aprovechando las conocidas Enclosure Acts (Leyes de cercamiento), cerrando espacios abiertos, rapiñando tierras de uso comunitario y pasando por encima de derechos ancestrales, como los derechos de paso (4). Desde entonces, estos anteriores derechos de paso sólo se han recuperado a regañadientes y de forma muy fragmentaria.

La defensa de los caminos públicos empezó en 1824 en el área de Manchester. Se iniciaba como una lucha de clase, liderada por grupos socialistas, en enfrentamiento abierto con posiciones más conservadoras. Las inciativas legislativas a favor de abrir los caminos siempre provenían del ala más radical de los partidos Liberal y Laborista (5).

De este modo, en el Reino Unido ha sido necesario más de un siglo de constante nueva legislación para llegar, hoy en día, a “una red medio decente de caminos públicos pedestres y un modesto derecho a caminar por espacios abiertos, sobre todo en la tierra no cultivada, en Inglaterra y Gales” (Parker, p. 57).

Legislación y catalogación de los caminos públicos

En 1948 se aprobó la National Parks and Access to the Countryside Bill (Ley de parques nacionales y de acceso al medio rural). Su ambición era crear doce parques nacionales y los primeros senderos de largo recorrido oficiales. Asimismo, pretendía organizar el caos acerca de los camins, obligando a las autoridades locales a crear un mapa definitivo de la red de derechos de paso. Setenta años después, algunos municipios han catalogado centenares de caminos; en cambio, otros apenas han iniciado el trabajo. (Un buen ejemplo de inventario, que he conocido gracias a William Beacham, es el mapa interactivo de Somerset, municipio del sudoeste de Inglaterra.)

El reconocimiento de los caminos públicos británicos no ha resultado una tarea fácil, especialmente cuando se abrían nuevos tramos de enlace de rutas oficiales. Cada metro de acceso a la tierra y el uso de los senderos dependía –y continúa dependiendo– de pequeños matices de la ley, prácticas comunes y precedentes, todos tamizados en incontables procesos judiciales. A partir de 1958 la asociación senderista Ramblers consiguió que la agencia cartográfica nacional, la Ordnance Survey, empezara a incluir los rights of way o senderos públicos en los mapas oficiales. En 1965 se inauguró el Pennine Way, la primera ruta de larga distancia o Britain’s National Trail, de 258 millas de longitud. Actualmente el país cuenta con diez National Trails (equivalentes a los senderos de gran recorrido, o GR, en el Estado español) y otros 1.200 itinerarios señalizados. La red registrada de caminos públicos tiene una longitud de unos 140.000 millas (225.000 km), que ocupan cerca de 5.000 km² de superficie.

En el año 2000 se firmó la Countryside & Rights of Way Act (Ley del medio natural y de los derechos de paso), que establece hasta 2026 el plazo para documentar y registrar los caminos antiguos (anteriores a 1949) que todavía no aparezcan en los inventarios o mapas oficiales (6). La longitud estimada de estos caminos es de 10.000 millas en Inglaterra y el País de Gales (7). Esto significa que miles de senderos y caminos de herradura se enfrentan a su desaparición definitiva, a menudo amenazados por nuevas construcciones o carreteras. Un pequeño ejército de voluntarios está trabajando para evitarlo, como veremos más adelante.

En el Estado español el desarrollo de la legislación para defender los caminos públicos es mucho más reciente. El Reglamento de Bienes de las Entidades Locales (1986) (8), determina que las corporaciones locales están obligadas a realizar el inventario de todos su bienes y derechos, incluidas las vías rurales. En cuanto a los caminos, los ayuntamientos pitiusos incumplen (o lo hacen parcialmente) esta obligación legal, en contraste con la mayoría del resto de los municipios baleares.

Dead roads y camins de missa

Volviendo a The Wild Rover, me ha sorprendido poder identificar los corpse paths o dead roads (caminos de muertos o difuntos) con nuestros camins de missa (caminos de misa) conocidos en Cataluña como camins de vius i de morts o camins de sagraments (caminos de vivos y de muertos, o de sacramentos). Éstas son vías relacionades con las prácticas o los servicios religiosos: una red de caminos que comunican las casas rurales con los lugares sagrados, la iglesia o el cementerio de la parroquia.

Camí des Bardal (Sant Agustí)
El camino des Bardal, uno de los camins de missa de Sant Agustí des Vedrà (Ibiza)

Mike Parker explica que la malla de caminos usados para transportar a los difuntos a su entierro a menudo son caminos vecinales, pero en otros casos de trata de senderos impregnados de una reputación sobrenatural y de supersticiones. Al llevarse a cabo las investigaciones oficiales sobre los caminos, aparece de forma persistente la creencia de que cuando un ataúd se llevaba por un camino, éste automáticamente se convertía en un derecho de paso (a menudo hemos oído a nuestros mayores decir exactamente lo mismo). Una vez quedava establecido, el camino se solía tratar con el mayor respeto.

Las personas que trasladaban el ataúd debían observar estrictamente algunas costumbres: el difunto siempre tenía que ir con los pies por delante y, sobre todo, la comitiva fúnebre no podía desviarse ni un palmo de la ruta, bajo amenaza de sufrir calamidades. A menudo los caminos de muertos cruzaban deliberadamente torrentes, vallas (stiles) y cruces, pues se pensaba que éstos eran lugares liminales que impedían a los espíritus regresar a nuestro mundo y causarnos estragos. En las islas Pitiusas, este trabajo de carácter etnográfico está pendiente de realitzar. De hecho, documentar y catalogar los camins de missa es una tarea urgente, porque los informantes que los recuerdan y reconocen suelen ser personas de edad avanzada.

Cierre de caminos públicos

Para el caso británico, Parker relaciona el cierre de caminos con los “nuevos” propietarios que son ajenos a la tradición local. Por ejemplo, la cantante norteamericana Madonna, que adquirió una gran propiedad al sudeste de Inglaterra, protagonizó algunos litigios con excursionistas. En Ibiza y Formentera, un territorio donde la población de origen pitiuso mantiene el dominio de tres cuartas partes del suelo rústico, hacer responsables a los foráneos no parece un argumento capaz de explicar por sí mismo la creciente privatización del espacio rural.

Más bien entiendo que el progresivo cierre de los caminos (o el desvío del su trazado original) al que asistimos en las últimas décadas en las Pitiusas obedece a cambios culturales y sociales: la mayoría de las antiguas explotaciones agrícolas ahora son preferentmente lugares de residencia, la totalidad de la finca se percibe como un jardín particular y se han ido introduciendo conceptos que hasta ahora eran ajenos al mundo rural, como la privacidad o la intimidad. Además, el abandono del campo –también de los caminos– resulta igualmente un factor muy relevante para entender la pérdida de vías públicas.

No Trespassing
‘No Trespassing’: aviso a los intrusos. Fuente: http://www.mossyoak.com

Respecto al citado derecho a caminar por los espacios no cultivados, es conocido que la tradición en Ibiza y Formentera es permitir el libre acceso. Esta práctica consuetudinaria está siendo limitada porque choca con la potestad de los propietarios particulares de cercar sus fincas. Como consecuencia de ello, las actividades aparentemente triviales –pero relacionadas con el derecho a disfrutar del medio natural, reconocido en la propia Constitución Española– como ir a buscar setas o simplemente pasear por el bosque, no están garantizadas en el futuro.

Mantenimiento y usos de los caminos

Por todo el Reino Unido existen asociaciones de voluntarios (Ramblers, SusTrans, Open Spaces Society) que velan por el mantenimento de los senderos. Sin su labor, muchos caminos habrían desaparecido. Mike Parker destaca la transversalidad ideológica de los participantes en estos grupos: todos trabajan para el mismo bien común. El resultado es que caminos olvidados durante generaciones se han recuperado, se instalan cercas y puertas nuevas donde hay ganado, las vías se señalizan y se fijan en los mapas oficiales del Ordnance Survey. Sin embargo, se trata de un trabajo que una parte de los granjeros y propietarios que viven en el entorno rural no ven con buenos ojos.

En Ibiza y Formentera parece plausible adoptar una estrategia similar para la conservación de los senderos que, por otra parte, no es ajena a nuestra tradición: hasta los años setenta del siglo XX, los caminos públicos eren mantenidos de forma comunitaria por los propios vecinos que los transitaban.

Otro aspecto que se podría importar es la señalización jerárquica de los National Trails. Desde caminos privados con acceso permitido, senderos pedestres, caminos de herradura (también aptos para caballos y bicicletas), caminos con tránsito rodado (pero quads y vehículos todoterreno no permitidos) y vías abiertas a todo tipo de tránsito (en algunos casos la circulación puede estar limitada según la estación del año).

Types of public rights of way (table)
Tipos de derechos de paso (rights of way). Fuente: http://www.ramblers.org.uk

Parker también se interesa por el perfil social de los usuarios de los caminos en Inglaterra: observa que los senderos no suelen ser aptos para personas con diversidad funcional y que los más jóvenes y las minorías étnicas no los frecuentan. Esto pone de manifiesto diferencias culturales. Para ilustrarlo, se trae a colación el testimonio de un anglopakistaní de clase media, que afirma que ni a é ni a su familia les verán “humillándose vagabundeando como campesinos” por los caminos.

Inversión pública en los caminos públicos

Mike Parker advierte que los recortes presupuestarios de los últimos años pueden comprometer el acceso a los caminos públicos y provocar un retroceso respecto a los derechos recuperados. ¿Por qué las autoridades locales tendrían que mejorar la inversión en los senderos? El autor de The Wild Rover lo argumenta de forma impecable y con la particular ironía inglesa:

“De hecho, los senderos pedestres tendrían que ser una de las secciones financiadas con más generosidad por el gobierno local, porque satisfacen perfectamente las obsesiones y las ortodoxias del momento. Pasear es bueno para tu salud, tanto física como mental. Es lo último en transporte ecológico y sostenible. Te hace salir de tu pequeña fortaleza hacia un mundo en el cual puedes toparte con un extraño, tener una conversación agradable y que no intente matarte o robarte. Por tanto, pasear es fabuloso para combatir la soledad, la sobreexposición al Daily Mail y para ayudar a fomentar la cohesión de la comunidad. Y viendo lugares nuevos (y lugares familiares desde nuevos ángulos), un paseo nos anima a conocer nuestro paisaje y nuestro patrimonio. Todo son beneficios con un camino.” (p. 289)

En Ibiza y Formentera, que disfrutan de una coyuntura de cuentas públicas saneadas, no parece justificado continuar dejando de lado los caminos, una parte importante de la herencia común. Protegerlos significa preservar la historia, la cultura y el patrimonio, circular con comodidad a pie o en bicicleta y hacer nuestra vida más feliz y sana. En cualquier caso, aquí como en cualquier sitio, será necesario un compromiso activo de los ciudadanos para conservar estos bienes públicos.

Camí de sa Pujada (Formentera)
El camino de sa Pujada, en Formentera, ha sido declarato bien de interés cultural. Fuente: http://www.formentera.es

Notas

(1) Las traducciones al castellano son mías.

(2) The Wild Rover también es el título de una canción popular de origen irlandés.

(3) Hasta donde conozco, las leyes territoriales del Reino Unido no contemplan el concepto de propiedad de la tierra, sino que reconocen derechos sobre parcelas concretas. De forma análoga, los ‘public rights of way’ son las vías que se consideran de paso público; por tanto, traduzco el término como ‘caminos públicos’ o ‘senderos públicos’.

(4) El poeta romántico inglés John Clare (1793–1864) fue testigo de este acelerado cambio: “Fence meeting fence in owner’s little bounds / Of field and meadow, large as garden-grounds. / In little parcels little minds to please, / With men and flocks imprisoned, ill at ease” (fragmento del poema The Mores, citado en The Wild Rover, p. 158). (“Las cercas colocadas por sus dueños en las lindes / de campos y de prados, cual si de jardines se tratara, / forman pequeñas parcelas para satisfacer sus mentes enanas, / con hombres y rebaños aprisionados y a disgusto”. Los páramos. Traducción: http://www.letraslibres.com.)

(5) En 1908, el político liberal Charles Trevelyan defendía el derecho a caminar por las montañas británicas con este alegato: “Who has ever been forbidden to wander over an Alp? Who has ever been threatened with an interdict in the Apennines? Who has ever warned off the rocks of the Tyrol? Who has ever been prosecuted for trespassing among Norwegian mountains?” (íd., p. 63). (“¿A quién se le ha prohibido alguna vez pasear por los Alpes? ¿A quién se le ha amenazado alguna vez con una denuncia en los Apeninos? ¿A quién se le ha amonestado alguna vez en las sierras del Tirol? ¿Quién ha sido alguna vez perseguido por intruso en las montañas de Noruega?”)

(6) <https://www.theguardian.com/environment/2015/dec/25/countdown-begins-to-prevent-loss-of-thousands-of-footpaths-and-alleyways&gt;

(7) <https://www.theguardian.com/world/2018/dec/04/memory-lanes-the-ramblers-trying-to-save-10000-lost-footpaths&gt;

(8) Real Decreto 1372/1986, de 13 de junio. En términos similares se expresa la Ley 20/2006, de 15 de diciembre, Municipal y de Régimen Local de las Islas Baleares.

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